Responsabilidad

Las miserias del mundo están ahí, y sólo hay dos modos de reaccionar ante ellas: o entender que uno no tiene la culpa y por tanto encogerse de hombros y decir que no está en sus manos remediarlo —y esto es cierto—, o bien asumir que, aun cuando no está en nuestras manos resolverlo, hay que comportarnos como si así lo fuera.



miércoles, 25 de enero de 2012




LOS CAMINOS DE LA GUERRA

Como sabéis, el próximo Martes (31 de Enero) se celebra el Día Escolar de la Paz, fecha tomada por la ONU en memoria de la muerte en este día de Mahatma Gandhi. Por esto, hemos decidido realizar un "CineForum" en el que se proyectarán ciertos cortos con temática bélica y hablaremos con una persona muy importante en el activismo madrileño y nacional, Manuel Espinar, Presidente de la Asociacion de Cultura y Paz.
¡Estáis todos invitados! Aula 7 de la Facultad de Medicina de la Complutense a las 16.00 hrs.

Preparando este evento he releído las viejas denuncias de la Guerra de Irak, que ya nos quedan bien atrás, me he vuelto a avergonzar de las mentiras de todos, de la pasividad y mal hacer del periodismo, que vendió la ilegalidad de la intervención como una acción humanitaria hacia el pueblo iraquí, para liberar a los pobrecitos analfabetos y atrasados iraquíes de las garras de su dictador corrupto, peligroso para ellos (ya nos lo agradecerán) y peligroso para nosotros!, "que sí que sí, que hay armas de destrucción masiva, hombre y si no al tiempo... nosotros ya si eso vamos entrando, no vaya a ser que se nos adelanten..." El resultado es un pueblo hundido que a día de hoy no consigue levantar cabeza, miles de civiles asesinados por militares de la ocupación, escándalos inmundos sobre vejaciones hacia los iraquíes por parte del ejército salvador, niñatos que no distinguen la realidad humana de los violentos videojuegos de guerra con los que han crecido... La historia se repite, una, y otra vez. Siempre son los mismos los que pierden, y todos y cada uno de nosotros olvida. La injusticia y el horror alcanza cotas tan elevadas y el bombeo de información manipulada es tal que terminamos por no enterarnos de nada. O nos da igual. O no sabemos qué hacer al respecto. Un día se nos cae la venda, leemos artículos de fuentes independientes y nos horrorizamos ante la realidad humana. Pero en seguida volvemos a ser absorbidos por el frenesí de la vida moderna y de nuevo, el nivel de atención cae en picado. Así es como funciona, y nosotros somos tan culpables como ellos, que generan conflictos a placer, en busca de nuevas fuentes de recursos, exportación de droga, control estratégico o político, todo a costa de cargarse sociedades y culturas. Pensarán, nosotros a lo nuestro que la éstos no se enteran... Y si no, pues ya les daremos algo para que se calmen, o ya inventaremos algo nuevo. Y así seguirá siempre. El sistema se retroalimenta a través de generar mayores desigualdades, pero los jefazos no cambian, aunque cambien de color y sean un poco menos malos.

sábado, 14 de mayo de 2011

LA GUERRA NUNCA ES LA SOLUCIÓN

Una nueva guerra: la guerra humanitaria.

La primavera árabe que ha vivido el mundo islámico en los últimos meses tuvo un detonante común: el reclamo de mayores libertades por parte de una sociedad civil ahogada bajo gobiernos corruptos y opresores. Las protestas masivas provocaron en el conjunto de la región movimientos políticos de gran envergadura. Éstos significarán en un futuro un cambio drástico en la concepción del poder que hasta entonces parecía encontrarse muy alejado de la realidad del pueblo. Si hasta entonces occidente miraba a la sociedad árabe como una masa socialmente dormida, o como peligrosos radicales islámicos, ahora toma nota ante un ejemplo valiente de acción social donde parece que por primera vez el pueblo toma las riendas de su futuro.
De Rabat a Manama pasando por Argel, Túnez, El Cairo, Jartum, Ammám, Damasco, Bagdad y Riad o Saná, nada es ya lo que era. Actualmente las situaciones podrían clasificarse en cuatro: las dos primeras revoluciones, la tunecina y egipcia, consiguieron de forma pacífica el derrocamiento de sus dictadores y actualmente se encuentran en vías de democratización; varios países con regímenes muy autoritarios, donde el cumplimiento de los derechos humanos son internacionalmente cuestionados, Marruecos, Argelia, Jordania, Arabia Saudí y Omán, han decidido introducir cambios más o menos importantes en un intento de apaciguar las protestas; y finalmente, algunos dirigentes, en Bahréin, Siria y Yemen, han preferido reprimir con extremada violencia a los manifestante, su propio pueblo. Un caso extremo lo constituye Libia. Allí el coronel Gadafi inició una fuerza de represión de extremada violencia, donde los manifestantes, junto con determinadas facciones del ejército sublevadas se armaron para comenzar, en condiciones muy desiguales, una guerra civil por el control del territorio del país. Ante el peligro de que los insurgentes fuesen masacrados, el 17 de marzo se aprueba una resolución de la ONU que autoriza a “tomar las medidas necesarias para proteger a las poblaciones civiles” mediante el “establecimiento de una zona de exclusión aérea”. Eufemismos cuya traducción revela la legalización de una guerra aérea.
¿Quién puede creer todavía que los Estados consagrarían sus propios ejércitos al establecimiento de la democracia? Las últimas guerras que respondían inicialmente a este pretexto comenzaban con resultados relativamente alentadores, ampliamente difundidos por los medios, para continuar sumiéndose en un absoluto caos de intereses, situaciones peligrosas y goteo incesante de muertes absurdas.
Lo más peligroso de esto es constatar que la intervención aprobada por la ONU en contra del régimen de Gadafi confirma algo, y es que el derecho internacional no establece principios claros cuya violación significaría una sanción en cualquier lugar del mundo.
La secuencia de acontecimientos delata lo que constatábamos como evidencia, que los países responden única y exclusivamente a intereses estratégicos bien sea de índole económica o política, mientras tratan de hacer creer que sus acciones responden a llamadas de la democracia o la solidaridad. El oportunismo político es, por lo tanto, el hilo conductor de los sucesos que se describen a continuación.
En un inicio, la gran fuerza de las revueltas sorprendió a todos los gobiernos sin excepción, que se sumieron en el mayor de los mutismos e incluso protestaron por ver hundirse a sus viejos amigos dictadores. Todavía más inverosímil y revelador fue el silencio de Latinoamérica. La realidad es que la mayoría de sus gobiernos, referentes de la izquierda más contemporánea habían llegado al poder de una forma muy similar, ante el pulso declarado por la sociedad a las antiguas dictaduras militares de Argentina o Bolivia, o de la misma forma a través de importantes movimientos sociales en como en Venezuela o Brasil.
Suscribo ahora a Ignacio Ramonet en su análisis del tema latinoamericano, cuando al describir el “silencio en el que cayeron los países latinoamericanos cuando la revolución árabe se extendía a países inscritos en el socialismo árabe, siendo dos los motivos de tal actitud: precaución con respecto a acontecimientos alejados del centro de interés o expresión de un malestar político frente al riesgo de perder aliados estratégicos en su lucha antiimperialista”. Comenta el periodista que intelectuales avisaron de inmediato de dicho peligro, pues significaría caer en el peligroso océano de la “Realpolitik” contrario al mensaje bolivariano, cediendo a la relación entre Estados mayor importancia que a la de pueblo en lucha.
Con sus declaraciones iniciales, en las que se consideraría “un cobarde si condenara a quien ha sido amigo de Venezuela durante tanto tiempo”, Hugo Chávez como tantos otros dirigentes latinos han querido ver en el enemigo de su enemigo un posible aliado, perdiendo la oportunidad de presentar las similitudes de las revueltas árabes con sus propios movimientos revolucionarios.
La resolución de la ONU a iniciar una intervención armada llega antes de haber agotado todas las vías diplomáticas y dibuja un cuadro de hipocresía muy claro. Gadafi es bombardeado porque es débil, no posee armamento nuclear ni la amistad de países influyentes. Gadafi está solo y la exportación de petróleo no se verá alterada si son nuevos aliados estadounidenses, franceses o británicos los que controlen su exportación. Libia necesita la tecnología occidental esté o no el coronel en el poder. La clave es mantener bien clara la presencia de los países interesados en el territorio para que no se produzcan cambios que alteren las relaciones económicas actuales.
Es vergonzoso que se inicie una guerra en el nombre de occidente dibujándola como humanitaria. En sí ambos términos resultan contradictorios. La protección de civiles obliga al bombardeo de objetivos militares, es decir, a soldados, que en este caso han sido obligados a cumplir como tal, y que a su vez están mezclados con población desarmada. Se puede tratar de preparar una “guerra perfecta” (la asociación de términos resulta escalofriante), pero la masa de muertes, bien sean soldados libios de uno u otro bando, con mayor o menor conciencia de su posicionamiento en la lucha, será consecuencia de una resolución de la ONU.
Que no se hable de intervención moral, porque a la vista de todos están los ejemplos de intervenciones extranjeras en Kosovo, Somalia y las más recientes, Irak y Afganistán. Son muestras de la ineficacia de la guerra para solucionar conflictos, por la propia incongruencia de los términos y porque los conflictos acostumbran a ser demasiado complejos para una solución a medio plazo.
No se explica tampoco que siendo esta incursión definida como humanitaria, por qué los países no asistieron a los palestinos de Gaza, cuando fueron atacados de forma abrumadora por tanques israelís en la Operación Plomo Fundido, en una situación de indefensión mucho más clara que la de Libia; por qué se permiten claras violaciones de los Derechos Humanitarios a la vista de todos tanto en la Franja como contra los saharauis por parte del Gobierno Marroquí en éste país; por qué los muertos en Siria son menos importantes que los libios, qué ocurre con la desproporcionada respuesta del gobiernos de Yemen o la intervención militar saudí en Bahréin contra la indefensa facción chií.
La nueva guerra humanitaria inventada por occidente ha puesto de manifiesto determinadas evidencias: la ignorancia o indiferencia ante la verdadera situación de los Derechos Humanos en países con los que se mantienen lazos diplomáticos intactos (Maruecos, Israel, Egipto, Guinea Ecuatorial...); la ineficacia de la guerra como método de resolución de conflictos, el poder de los medios de comunicación, cada vez más al servicio de los intereses de los Estados que de la sociedad, donde se generan visiones distorsionadas de las realidades sociales y políticas, o el limbo de la actual legalidad internacional anteriormente comentada, donde una organización como la ONU, diseñada para lograr la abolición de conflictos armados, determina una resolución que legaliza una guerra que a día de hoy continúa con un incesante goteo de víctimas y no contempla ninguna solución en el horizonte.

domingo, 24 de abril de 2011

We can do it!




Podemos hacerlo!! Y vaya si pudieron!!

Bajo esta imagen se esconde la mujer de carne y hueso Geraldine Hoff Doyle, en la que se basó el artista fotógrafo J. Howard Miller para retratar al símbolo feminista de Rosie la remachadora.

Pequeno menino portugues correndo




Estas fotos las sacó mi hermana en nuestra visita a la Expo de Lisboa. Concretamente el niño corre bajo la gran cubierta del edificio de Álvaro Siza, el pabellón de Portugal.

sábado, 23 de abril de 2011

Lisboa é uma cidade bela






Viaje a Lisboa. 17 Abril.

Lisboa es una ciudad bella. Pero goza de una belleza diferente. Una belleza que surge del desorden, de lo antiguo, de lo que permanece intacto a través de los años.
Al tiempo que recorres Barrio Alto te preguntas cómo pueden estar vacías tantas casas preciosas. Guardan un encanto particular que surge del color, de las formas estrechas, de las puertas bajas en madera. Lisboa tiene encanto, tiene estilo, y tiene vida. Tonalidades pastel en su mayor parte que consiguen que lo imposible sea natural y sencillo. Un conjunto contínuo de edificios bajos de distintos tonos que de alguna forma encuentran el equilibrio. Es fácil encontrar el encanto de lugares casi abandonados. Donde surge un paso bajo entre dos edificios se encuentra un rincón con historia. Y la luz... la luz es algo diferente. Lo percibimos el primer día. ¿No os parece que la luz de esta ciudad es distinta? Sí. Lo es, yo también lo he notado. La cámara lo nota, en esta ciudad las fotografías toman un "aire" particular. Y el mar... Subir al Castillo de San Jorge en un tranvía amarillo y antiguo. Cuestas empinadísimas... ¿podrá este tren viejo ganar a la gravedad? Creo que han dejado subir a demasiada gente. Mejor no mirar abajo. Pero se llega al fin. Entonces encuentras los lugares altos desde los que lo ves todo. Una nueva perspectiva para reconocer el conocido desorden. ¿Caos? Si el caos tiene encanto entonces llamémoslo así. ¡Hay que pagar para entrar al Castillo! ¡De eso nada.... además estamos cansados de subir, subir, subir... así que iniciamos el descenso de una vez. ¿Hemos pasado antes por este sitio?, porque a mi no me suena... No, esto es nuevo, estamos bajando por otro lado, descendemos por el otro lado de la "colina". Qué lío, creo que no entiendo bien cómo es esto... A ver, el río Tajo y dos colinas a los lados... lo bajo, es Baixa Lisboa, hacia la derecha (mirando el mapa) está Barrio Alto, en una colina, y más hacia la derecha Alfama (¿la zona de marcha? Sí, ésa). Es imponente comprobar cómo se construye una ciudad manteniendo una geografía de tal calibre. Es auténtica también por esto, casas sobre un par de montañas altas desde las que puedes ver el mar, (o era el Tajo?). Mejor no preguntar, van a pensar que no me entero...
Un momento inolvidable, la cena en un estaurante de fados. El vino blanco hizo su efecto y nos lanzamos al canto de la conocidad cancion de soidade, donde en la mayoría de los casos una mujer se siente abandonada por su hombre, o donde se canta a la hermosa Lisboa... Un regio hombre alemán de mirada ausente resultó ser un barítono exquisito, y llegada la hora dio rienda suelta a un canto "de acompañamiento" muy sentido. Aquella tendencia debía haber sido hasta entonces silenciada. Sus familiares lo observaban boquiabiertos... Yo no me extrañé en absoluto, de ninguna manera! Al fin y al cabo, Lisboa é uma cidade bela.

miércoles, 8 de diciembre de 2010


Artículo 13 de los DDHH, “toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, y de regresar al propio”

Artículo 15 de los DDHH, “toda persona tiene derecho a una nacionalidad”

Artículo 17 de los DDHH, “toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectiva. Nadie será privado arbitrarimente de su propiedad”

Al mismo tiempo que la Carta de los Derecho Humanos era redactada por la ONU, dirigentes sionistas se reunían en Tel Aviv para planificar la ejecución de la limpieza étnica palestina. Dicho plan tenía un nombre propio: Plan Dalet. Definitiva versión de proyectos anteriores mucho menos contundentes. Pero esta vez estaba claro: “Los palestinos tenían que irse”. Desde la aprobación del Plan en Mayo de 1948 comienza el proceso todavía hoy en curso por el que seis meses más tarde más de la mitad de la población nativa Palestina, unas 800.000 personas, fueron sistemática y planificadamente desarraigadas mediante la consecución de actos de limpieza étnica en nombre de la creación de un estado Judío. Internacionalmente transmitida como “revuelta palestina”, los hechos se mostraron confusos para la opinión pública en una información unilateral y distorsionada.
Nadie entendería entonces exactamente qué ocurría. No importa. Una guerra más en Oriente Próximo.
El 11 de Mayo de 1949 Israel firma la Carta y entra a formar parte de la Organización de Naciones Unidas. Al tiempo que entra en la Organización está violando más de la mitad de los artículos que firma.

“En la opinión de quien escribe, limpieza étnica es una política bien definida de un grupo particular de personas para eliminar sistemáticamente de un territorio a otro grupo de personas por razones de su origen nacional, grupo étnico o religioso. Una política violenta y, con frecuencia conectada con operaciones militares. Se considera que ha de llevarse a cabo por todos los medios posibles, desde la discriminación hasta el exterminio, e implica violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario”

Drazen Petroic, European Journal of Internaional Law

No estamos lamentando la despedida
no tenemos el tiempo ni las lágrimas
no aprovechamos el momento de la despedida
¡vaya! Es la Despedida
Y nos hemos quedado sin las lágrimas

Muhammad Ali Taha (1988), refuiado de la aldea de Saffuriya

El conflicto palestino- israelí ha sido siempre visto por occidente como una lucha irresoluble, de difícil posicionamiento, inentendible por los que no forman parte y sienten el conflicto. Pero la realidad es muy sencilla. Propongo cierta perspectiva histórica para justificar la idea de limpieza étnica, así como ciertas comparaciones que considero inevitables con demás conflictos de trazas similares, que permitirán justificar lo que considero un problema de raíz colonial transformado de forma perversa en un problema de refugiados.

“En una limpieza étnica la explotación predice la expulsión” Ilaan Pappé, hisoriados israelí

Dicho origen colonial se remonta a tiempos del Imperio otomano, donde una población campesina palestina era explotada en un sistema feudal agrario. Se le imponía la dura carga de tener que pagar las deudas militares otomanas. Su inserción en los intercambios globales supondría la caída a región periférica vulnerable y dependiente. Se producía un proceso de ahogamiento fiscal progresivo que obligaba a la venta de sus propias tierras. Posteriormente, con la colonización británica se ponía en marcha una gigantesca maquinaria de registro, endeudamiento y retención de tierras que permitiría la necesaria privatización del suelo. Sólo la propiedad privada podría ser vendida a los nuevos colonos judíos tras la Segunda Guerra Mundial. La estrategia colonizadora progresiva dio sus frutos y la propiedad del suelo de la tierra de Palestina pasó de pertenecer a los judíos en un 3,9% en 1914 a un 90% en 1961.

Pero profundicemos en el hecho de la colonización británica y su contribución al conflicto actual. El Mandato se convierte en cómplice de la situación al llevar a cabo ventas de terrenos expropiados a los campesinos palestinos, incapaces de satisfacer el pago de elevadísimos impuestos establecidos para el trabajo de las mismas. Cónsules, mercaderes y familias enteras se enriquecen a costa del expolio del pueblo árabe.
El sentimiento de culpabilidad europeo por la barbarie del Holocausto lleva al Estado británico a cometer graves errores en la promesa de un territorio para el pueblo judío, anhelante de una tierra donde poder finalmente poner fin a un exilio permanente.
El milenario problema judío y su reclamo de la tierra prometida se ve resuelto de la peor forma posible, ante la inexistencia de un consenso con el pueblo palestino habitante de este territorio en torpes gestiones diplomáticas del Mandato británico.


Casi sin darse cuenta los palestinos se encontraron ante El Plan de Partición de Palestina (1949), el cual legalizaba la colonización judía cediéndoles de forma oficial el 55% del territorio. Ante la negativa palestina al Plan, y el consecutivo abandono de la colonia y de la responsabilidad sobre la situación generada por parte de los británicos, el conflicto se hace inevitable. Tras sucesivas guerras árabe- israelí, la situación empeora para los palestinos, que se afincan en limitados territorios ocupados militarmente hasta los Tratados de Paz de Madrid, que significan la estabilización de una situación en la que los Territorios Palestinos son relegados a la estrecha Franja de Gaza y la región de Cisjordania. Ahora la perspectiva ha cambiado, y los palestinos se ven obligados a luchar por la libertad de los Territorios Ocupados, por un 10% de lo que entes de 1947 era su propia tierra.

Por ello, la ONU también se convierte en cómplice de una situación de injusticia cocinada a fuego lento, por la irresponsabilidad que supone la justificación legal de una limpieza étnica a través del Plan de Partición anteriormente citado. Por convertir un problema político en un problema humanitario y moral, distorsionando la gravedad y dimensiones iniciales del conflicto. Por ceder a la presión estadounidense que mantiene a Israel en un estado de impunidad permanente.

Toca extrapolar el problema, y el primer conflicto actual de dimensiones muy distintas pero de similar estructura en la secuencia anteriormente propuesta: colonización, conflicto territorial y posterior transformación a situación de crisis humanitaria es la actual situación del Sahara Occidental. De nuevo los mismos componentes: un conflicto estancado de índole política poscolonial, esta vez con España como nación desencadenante, transformada en crisis humanitaria, distorsionada por una cortina de humo de desinformación periodística.

Las similitudes históricas son evidentes. España favorece con el inminente abandono de la colonia en 1975 una situación de inestabilidad e indefensión para el pueblo saharaui. La indeterminación legal en las resoluciones de la ONU, que condenan una posible invasión marroquí, pero no concreta términos de autodeterminación saharaui, generan el clima propicio para una rápida e inteligente acción marroquí. A través de la Marcha Verde orquestada por Hassan II, 325.000 civiles y 25.000 militares alcanzan la frontera con territorio saharaui en un intento de “presión pacífica”, donde la escasa información periodística impide el conocimiento de acciones militares y muertes en territorio saharaui. Finalmente España se da por vencida y abandona el territorio, renunciando a su deber como potencia colonial de garantizar la autodeterminación de los saharauis. La resolución que había sido alcanzada por el Tribunal de la Haya, donde se negaba el derecho de Marruecos sobre el territorio se ignora y olvida, firmándose en secreto acuerdos en Madrid por los que el territorio se divide entre Marruecos y Mauritania. España consigue salir por fin de una ecuación que tiene como resultado una guerra de 16 años por los territorios saharauis. Las invasiones marroquíes por el norte y mauritanas por el sur generan un éxodo masivo de la población saharaui en dramáticas e inhumanas circunstancias. Perseguidos por un enemigo mucho más fuerte cruzan el desierto hacia Argelia haciendo miles de kilómetros en días. Cientos de civiles indefensos mueren en la huída antes de alcanzar los campamentos al otro lado de la frontera. Algunos de ellos, como el campamento de Um Draiga, fueron intencionadamente atacados por fuerzas marroquíes.

De nuevo un problema político y territorial se ve abocado a un dramático problema de refugiados, estancado e irresoluto en el tiempo se convierte en una situación de ocupación permanente en términos de ilegalidad. Con la construcción de un muro de la vergüenza de más de 2.700 kilómetros Marruecos se anexiona los dos tercios del territorio Saharaui donde se encuentran ricos yacimientos de fosfatos y la totalidad del límite costero. Los saharauis son relegados a yermas zonas desérticas donde sobreviven en campamentos de refugiados. A pesar de que la República Árabe Saharaui Democrática es reconocida por diversos organismos internacionales y 54 países, se erige hoy como estado sin nación, a la espera de que las leyes internacionales le devuelvan el territorio que le pertenece.

La situación de la Franja de Gaza y de los campamentos saharauis son un claro ejemplo de aberración al Derecho Internacional, ya que se niega a sus habitantes el derecho a una vida digna. La posibilidad de desarrollar un proyecto vital y tener aspiraciones futuras es impensable, ya que la principal ocupación es encargarse de sobrevivir al día a día.

En Gaza, durante 40 años de ocupación el nivel económico de los palestinos ha descendido alarmantemente y un 85% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, con un acceso a la educación y a la sanidad extremadamente limitado. Israel ha generado una situación de subdesarrollo a través de la destrucción de la industria y la exportación palestina. Las consecuencias de dicha política de castigo colectivo proyecta una peligrosa situación en el horizonte, ya que limitan las posibilidades de reconciliación de ambas partes, una paz que cada vez se ve más lejana. De nuevo Israel consigue la pérdida de una perspectiva global. Ya no se lucha por el cese de la ocupación, si no por conseguir el acceso de una mayor cantidad de ayuda humanitaria. Las nuevas generaciones crecen conociendo el miedo y la miseria, produciéndose una inevitable radicalización civil.
Más de mil personas fueron masacradas durante la incursión del año pasado, ¿en nombre de una seguridad para el pueblo israelí? ¿Quién protege ese derecho para los palestinos?

Israel consigue continuar ante la mirada del mundo con la limpieza étnica del pueblo palestino iniciada con la primera Nakba, mientras que el pueblo saharaui continúa esperando en el exilio la vuelta a su tierra y el reconocimiento de un derecho proclamado a la autodeterminación. Israel continúa participando plenamente en la Asamblea General de Naciones Unidas, utilizando su relación económica con Estados Unidos para bloquear decisiones que le son Adversas en el Consejo de Seguridad. La Organización protagoniza una incapacidad de actuación real al condenar frecuentemente las políticas israelís en los Territorios Ocupados, pero ser incapaz de llevarlo a términos de bloqueos comerciales o sanciones económicas.

De la misma forma se anteponen intereses económicos y estratégicos en las negociaciones con Marruecos, donde España es incapaz de condenar actos de violencia como la última invasión conocida al campamento de Gdeim Izik, o los conocidos abusos que se producen hacia los saharauis que habitan territorio ocupados, donde se producen encarcelaciones y desapariciones de disidentes saharauis desde 1976 y donde precisamente la prohibición de cobertura periodística revela actos de ilegalidad.

Pero ya no tenemos la excusa de no saber que en estos territorios se violan derechos humanos. La denuncia social es obligada y la exigencia de actuación de los organismos internacionales en representación de las naciones que dicen proteger y promulgar el Derecho Internacional, no puede continuar haciéndose esperar.

“Israel es el país que más resoluciones de la ONU incumple (…), después de Turquía, Marruecos es el tercer país con mayor incumplimiento de los acuerdos de la organización internacional”


“Vivimos con el temor de la destrucción de nuestra sociedad. El asedio de la Franja de Gaza es un crimen horrible. Quiero decir al mundo entero: no digáis que no sabíais nada”
Culture and Free Thought Association, Gaza


Fuentes consultadas:
“La limpieza étnica de palestina”, Ilan Pappé. Memoria crítica.
“El conflicto árabe –israelí”, T.G. Fraser. Alianza Editorial
Las raíces del Apartheisd en Palestina: la judeización del territorio durante el Mandato Británico. Ferran Izquierdo Brichs. Universitát Autónoma de Barcelona. Facultat de CC. Polítiques i Sociología.
Entrevista a Richard Falk, relator Especial de las Naciones Unidas para el conflicto árabe- israelí. Revista Pueblos, Martes 20 de abril de 2010.
www.portalplanetasedna.com, “Conflictos del siglo XXI”
http://www.un.org/es/documents/udhr/index.shtml
http://aisa-sahara.blogspot.com/2010/06/testimonios-de-saharauis-en-territorio.html
http://www.un.org/es/documents/udhr/index.shtml
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Israe/20090109
http://www.un.org/spanish/News/fullstorynews.asp
www.canalsolidario.org
www.acnur.org
http://www.nodo50.org/csca/agenda08/palestina/arti154.html

jueves, 10 de junio de 2010

Colocó sus manos sobre la fria verja metálica que se extendía a lo largo de todo cuanto podía observar. Como cada tarde desde que recordaba, hundió la barbilla en el frío tacto del alambre oxidado y esperó. No se escuchaba nada. Nada al otro lado. La extensa llanura de arena y barro le devolvían destellos pardos reflejados en los charcos.
Esa tierra que lo ocupaba todo frente a él no parecía ser la misma tierra que pisaban sus pies. No parecía lógico que el mundo exterior estuviese hecho de lo mismo. Se inclinó despacio y arrodillándose en el suelo recogió en su mano un poco de arena. La amantuvo quieta mientras sentía el tacto áspero y caliente en su piel. La cantidad suficiente. Podía relajar los dedos sin que ésta se le cayese y al mismo tiempo sentirla plenamente llena. Así conseguía sentirse parte del mundo.
A veces se levantaba sobresaltado al creer escuchar cómo se resquebrajaba la tierra bajo sus pies. El trocito de mundo que le había sido asignado comenzaba entonces a flotar en el mar alejándose de la orilla.
Jamás dejaba de sentirse solo. Perdido en un mundo que no le quería. Olvidado. Observó el lento descenso del sol a su frente una vez más y se sintió abrumado por tanta belleza. Un dolor inmenso e inexplicable recorrió aquel cuerpo joven, inocente.
Como un ser alado desconocido y oscuro decidió posarse en su pecho. Pero sus garras lo asfixiaban y su aliento hacía crecer la angustia brutal del que no se siente libre. Un cuerpo que una y otra vez es golpeado contra el muro invisible del odio.
Quiso apartar de su cabeza aquellos pensamientos...
La luz anaranjada del último sol comenzaba entonces a chispear, se convertía mágicamente en las ultimas luces abandonadas en las cuerdecillas que pendían de los altos balcones en los días de festividad. Aquellas que el alcalde olvidaba retirar en meses, porque lo transportaban al recuerdo de noches bañadas en licores tan exquisitos como prohibidos por el divino Alá, en mujeres danzando suavemente tras hermosas túnicas de fiesta, delicadamente bordadas para la ocasion; en niños despreocupados e inocentes que corrían hasta agotarse buscando desesperados los gruesos tobillos de sus madres, un lugar seguro donde esconderse.
Recordó las viejas canciones y se alegró al constatar que recordaba cada sílaba. Hacía tanto tiempo que no cantaba!